miércoles, 21 de mayo de 2008

Extrayendo conclusiones

La relación que la publicidad tiene con la religión es complicada. Se nutre de ella y utiliza sus iconos, pero muchas veces, la reta. Son muchos los anuncios que lo que buscan es la provocación y que se haga eco de su existencia, pasando por alto valores morales básicos, como el respeto a la libertad de culto, burlándose y exagerando los rituales cristianos. Pero incluso, más allá de las ideas religiosas que pueda tener cada individuo, muchas veces en estas piezas se está violando el derecho de imagen. O acaso, ¿alguien le ha pagado un duro al Papa por utilizar su cara en una de las piezas que comentamos? ¿Jesús ha recibido algo porque le pongan su nombre a una marca de ropa?

No obstante, en otras ocasiones, es la Iglesia, la que peca de susceptibilidad. Protesta, demanda y retira campañas que no hieren realmente ninguna sensibilidad, porque son percibidas por los creyentes como un guiño, no como una ofensa. Ambas tienen parte de culpa de que la relación entre ambas no sea la que debería. Uno no discute si el otro no quiere. Es tan sencillo como eso.

Para finalizar una último apunte,  ¿por qué no utilizar la religión en la publicidad si al fin y al cabo la religión también ha usado la "comunicación para hacerse grande"? Y si tenéis dudas acerca de esto, ved este spot.

No hay comentarios: